Una de las complicaciones que más nos asustan de la diabetes es la aterosclerosis, un síndrome que se manifiesta en forma de endure cimiento y obstrucción de las arterias. En relación a esto precisamente se encuentra la enfermedad macro vascular, un proceso durante el cual las paredes de los vasos sanguíneos de mediano y gran calibre se hacer duros y gruesos pudiendo provocar algunos trastornos como la enfermedad arterial coronaria, la enfermedad cerebrovascular y la enfermedad arterial obstructiva periférica.
No podemos tomárnoslo a la ligera: la enfermedad cardíaca y cerebrovascular es, por desgracia, algo que se da con bastante frecuencia en personas con diabetes. Tanto es así que la prevalencia en estas personas es de dos a cuatro veces mayor que en personas sin esta enfermedad.
Por otra parte, el tiempo de evolución de la diabetes también influye en el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, y algunos estudios señalan que tras 10 años el riesgo de enfermedad coronaria es 1,38 veces mayor.
La buena noticia es que en las últimas décadas las cifras de personas con diabetes que desarrollan una enfermedad cardiovascular están bajando. Porque nosotros queremos que todavía descienda más, que sean muchas menos las personas con diabetes que acaban desarrollando algún tipo de enfermedad cardiovascular, hoy queremos hablarte de la enfermedad macro vascular y de qué cosas pueden hacerse para prevenirla. Presta atención.
¿Qué es la enfermedad arterial coronaria?
Se trata de una enfermedad que daña los vasos del corazón haciendo que haya poco flujo sanguíneo y pudiendo provocar síntomas como dolor en el pecho, falta de aire y cansancio extremo. Si el bloqueo es extremo, entonces podemos hablar de infarto.
Las personas con diabetes que además desarrollan están enfermedad pueden presentar síntomas poco habituales, atípicos o incluso no mostrar absolutamente ningún signo. Esto se debe sobre todo a la neuropatía diabética, que hace que la persona perciba de una manera distinta el dolor. Por esta misma razón hay que tener mucho cuidado, ya que el hecho de no percibir que algo está yendo mal hace que se tarde más en consultar con el médico.
¿Qué es la enfermedad cerebrovascular?
Como seguro que ya sabes, esta enfermedad afecta a los vasos del cerebro pudiendo provocar un bloqueo parcial que hace que disminuya temporalmente el flujo sanguíneo. Son los conocidos ataques isquémicos transitorios (AIT). También puede producirse un bloque completo o algún vaso puede llegar a romperse lo cual en consecuencia originaría un ictus o un accidente vascular cerebral.
¿Qué síntomas pueden alertarnos? Principalmente mareo, dificultad para hablar, confusión y vértigo.
¿Qué es la enfermedad arterial obstructiva periférica?
Seguramente su nombre te suene mucho menos que los dos anteriores. Se trata de una enfermedad que afecta a los vasos sanguíneos de los miembros superiores e inferiores, a las arterias carótidas provocando estenosis (estrechamiento) y a la aorta y las arterias periféricas.
Cuando se trata de las extremidades, el síntoma principal suele ser la claudicación intermitente (sensación de peso, debilidad, ardor, dolor o calambre en los músculos al caminar o realizar alguna actividad). Se trata de un síntoma que suele aparecer de forma recurrente cada vez que se realiza cualquier ejercicio de cierta intensidad y que se alivia con un poco de reposo (cinco o diez minutos). A veces, cuando las lesiones se encuentran más avanzadas, la persona puede tener dolor nocturno o en reposo que mejora con la colocación del miembro inferior hacia abajo.
Por otra parte, la ausencia de pulsos en las extremidades o la disminución de la temperatura de la piel; el cambio de coloración de esta (se ve rojiza o violácea por isquemia persistente y vasodilatación o pálida cuando la isquemia es muy severa), y otros trastornos a nivel cutáneo como adelgazamiento, caída del pelo o engrosamiento de las uñas pueden ser otras señales de alerta.
¿Cómo puedo prevenirlas?
Si bien la detección temprana puede hacer mucho más lenta la evolución, resulta fundamental reconocer y cambiar a tiempo ciertos factores de riesgo como el tabaquismo, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y la obesidad. Por eso, para reducir el riesgo de desarrollar enfermedad macrovascular es recomendable incluir ciertos cambios en el estilo de vida, así como seguir un control farmacológico en caso de que fuese necesario.
Estos cambios en el estilo de vida deben incluir: no fumar, tener un índice de masa corporal inferior a 25 kg/m2, y en casos de sobrepeso, reducir al menos el 10% del peso corporal. También resulta fundamental que controles tu presión sanguínea y tu nivel de azúcar en sangre.
La actividad física cobra un papel muy importante también: lo ideal es caminar, andar en bicicleta o hacer cualquier otra actividad física regular durante 30-45 minutos al día.
Por otra parte, los hábitos alimenticios también deben incluir una reducción en la ingesta de sal (menor a 6 gramos al día), un aumento del consumo de fibra (más de 30 gramos al día) y un consumo de grasa igual o menor al 30-35% de calorías diarias requeridas, de las cuales menos del 10% deben ser saturadas y menos del 2% grasas trans. También es muy recomendable tomar a diario entre 4 y 8 gramos de ácidos grasos omega 3, 2 gramos de ácido linoleico y 200 miligramos de ácidos grasos de cadena larga.
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