El descanso


El descanso es necesario para que se produzcan en nuestro cuerpo las diferentes adaptaciones que aporta la actividad física y   emocional para que se produzca una mejora del rendimiento del cuerpo humano.

Descanso es el reposo, la quietud o la pausa que se hace en medio del trabajo o de otra actividad
Cuando se habla de descanso lo que se refiere es al reposo que tendrá lugar mientras se realiza una actividad, como ser el trabajo, el estudio, una rutina física, entre otras.

El descanso, por lo tanto, es lo que ayuda a aliviar la fatiga y las dolencias físicas o morales
En el ámbito laboral y especialmente quienes trabajan en relación de dependencia, cuentan con un tiempo determinado, generalmente estipulado por contrato, para descansar de las tareas que realizan ininterrumpida desde que comienza hasta que finaliza su horario laboral.

Dependiendo de la cantidad de horas y del horario laboral que se desempeñe, el mismo tendrá una duración variable; lo habitual, en una jornada laboral que consta de ocho  a 12  horas hoy en día, es que el descanso suceda a la hora del almuerzo y se extienda por una hora, así, los empleados además de descansar pueden almorzar. Tengo 60 minutos de descanso para salir a almorzar nos podemos ver en ese momento.

En este mismo ámbito es común que a las vacaciones también se las llame descanso. No veo la hora que llegue mi descanso, para poder escaparme unos días a la playa o estar con la familia.
Por otra parte, el término descanso suele ser empleado como sinónimo de la palabra alivio. Para mí es un descanso saber que mis padres se quedarán con mi hijo mientras esté de viaje.

El descanso ocupa una parte esencial del día, fundamental para el cuerpo y la mente
Si intentáramos mantenernos despiertos un día completo sentiríamos al final un adormecimiento e incluso, que el cuerpo no responde de la misma forma.

Si agregamos a esto actividades que requieren mucha energía, la sensación es de agotamiento. Podemos creer que la estimulación química nos salvaría, pero aunque puede darnos la sensación de alivio y fortaleza, es momentáneo y deja cuentas caras por pagar.

No podemos estar todo el tiempo “enchufados” porque tarde o temprano, no sólo el cuerpo sino también nuestra cabeza dejan de responder adecuadamente. La sensación de tristeza, agobio, el “sin salida”, “sin rumbo” son unas de las tantas formas que puede adoptar la llamada de “auxilio” de nuestra mente.

Si creemos que todos tenemos una medida de energía vital para utilizar, entonces la mejor forma es racionalizarla. Utilizarla con inteligencia.
Podemos querer ganarle al tiempo, podemos estar absolutamente absortos en preocupaciones diarias, y no tan diarias. Nuestra cabeza es la que manda.



La mejor de las recetas es sentarse en un sitio cómodo, dentro o fuera de nuestra casa, y concentrarnos en nuestro interior: respiración, sensaciones del cuerpo. Siempre despejando imágenes e ideas que nos distraen. Con sólo unos minutos al día logramos recargar “pilas”.

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